Fuerza de voluntad contra tentaciones no saludables – Alerta spoiler – la fuerza de voluntad pierde casi siempre.

Por Amanda Rebar, Central Queensland University, Australia
No será sorprendente que la evidencia muestre que las personas no siempre se comportan de la mejor manera para su salud a largo plazo. Por ejemplo, la mayoría de la gente es consciente de que el ejercicio es bueno para su salud física y mental, pero comparativamente cada vez menos personas hacen ejercicio regularmente. Cuando una persona tiene la intención de comenzar a hacer ejercicio, solo hay un 50% de probabilidad de que realmente lo haga. Esas son las mismas probabilidades que cuando lanzas una moneda al aire! ¿Alguna vez has pensado en por qué a pesar de las mejores intenciones de la gente, se entregan a un comportamiento no saludable? Existe una perspectiva cada vez más creíble y popular entre la ciencia de la psicología de la salud sobre cómo el comportamiento de las personas está influenciado por dos sistemas. Estos modelos de proceso dual ofrecen un punto de vista refrescante sobre cómo ayudar a las personas a vivir estilos de vida saludables sin que ello requiera una batalla constante de la fuerza de voluntad contra tentaciones no saludables.

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Planificación de intervenciones de cambio comportamental basadas en la teoría y en las evidencias: Mapeo de intervenciones.

Por Gerjo Kok, Maastricht University, Paises Bajos; University of Texas at Houston, EE.UU.

Actualmente existen una amplia gama de campañas e intervenciones orientadas a mejorar la salud pública y cambiar las conductas relacionadas con la salud, pero muchas de ellas no se basan en la teoría ni en la evidencia. Este post tratará de describir brevemente los procesos que los psicólogos de la salud llevan a cabo cuando desarrollan intervenciones, y destacar cómo estos se diferencian (y mejoran) procesos similares que se realizan en cualquier otro sitio.

Pasos

La planificación de intervenciones de cambio de comportamiento es un proceso que se desarrolla paso a paso, que puede implicar habitualmente dar dos pasos hacia adelante y un paso hacia atrás. Esto es de gran importancia, ya que cada paso se basa en los pasos anteriores, y la falta de atención a un paso puede conducir a errores y decisiones equivocadas en pasos siguientes. El protocolo denominado Mapeo de Intervención (MI) establece seis pasos en el desarrollo de una intervención que ayuda a quien lo planifica a crear una intervención basada en la teoría y la evidencia:

Paso 1: Evaluación de necesidades

En este paso, un grupo de planificación, que consta de todas las partes involucradas, incluida la población destinataria, partes interesadas, expertos, investigadores y personas que van a implementar la intervención, evalúan el problema. Esto incluye identificar las causas conductuales y ambientales del problema, así como los determinantes de estas cusas conductuales y ambientales. Estas “piezas” se pueden representar a través de un modelo lógico del problema, como se muestra de forma simplificada a continuación, en relación a la prevención del ITS/VIH en adolescentes, que ofrece una imagen clara de cómo encajan las distintas piezas.

Paso 2: Identificando objetivos

Una vez que el problema y sus causas están claramente definidos, también se pueden definir los resultados esperados del programa y los objetivos específicos del mismo. Esto incluye especificar cómo se deberán modificar los determinantes de los comportamientos de los individuos y los agentes de los entornos (responsables de la toma de decisiones) con el objetivo de mitigar el problema. Por ejemplo, a partir del modelo lógico anterior, para promover el uso del preservativo entre los adolescentes, la intervención debería aumentar la percepción del riesgo así como aumentar la efectividad percibida de los preservativos para reducir la percepción de riesgo. La intervención debería influir también sobre la pareja directamente, si es posible, en combinación con la mejora de la autoeficacia en la negociación de los adolescentes. Finalmente, dependiendo de las normas sociales existentes, se puede facilitar el acceso a los servicios de planificación familiar.

Paso 3: Diseño de la intervención

Se ha de diseñar una intervención coherente y ejecutable. Se seleccionan los métodos de intervención basados en la teoría y las aplicaciones prácticas para cambiar (los determinantes de) el comportamiento, y se generan los temas del programa, los componentes, el alcance y la secuencia. El MI distingue los llamados métodos (o técnicas) de cambio de comportamiento que han demostrado ser efectivos para cambiar los determinantes del comportamiento y/o las causas ambientales. Por ejemplo, la percepción del riesgo puede aumentarse mediante información de riesgo basada en escenarios. La autoeficacia puede mejorarse mediante el modelado y la retroalimentación. La promoción y la presión pueden influir en la toma de decisiones a nivel de política sanitaria. Todos estos métodos de cambio requieren una traducción en aplicaciones prácticas, teniendo en cuenta la teoría y los parámetros basados en las evidencias. Por ejemplo, para modelar: el alumno se identificará con un modelo, el alumno observará que ese modelo tiene un refuerzo asociado, el alumno tiene suficiente autoeficacia y habilidades para la acción, y el modelo sirve como modelo cercano en vez de modelo ideal.

Paso 4: Desarrollo de la intervención.

Esta es la producción real del la intervención. La estructura del programa se refina, y los mensajes y materiales se redactan, se prueban y se producen. Para el ejemplo anterior, se desarrolló, implementó y se demostró de forma repetida que el programa holandés “Long Live Love” promueve el sexo de forma más segura entre los adolescentes en las escuelas.

Paso 5: Plan de implementación

Se genera un plan de implementación del programa. Se identifican los posibles usuarios del programa, se especifican los objetivos de rendimiento y de cambio comportamental para la aplicación del programa, y se diseña de nuevo la implementación de las intervenciones siguiendo los pasos del MI. Para el ejemplo anterior, la intervención se dirigió a los adolescentes de 14-15 años de las escuelas. La implementación de la intervención se enfocó hacia la diseminación por las escuelas, la aceptación por parte de los directores de los centros y los docentes, la correcta implementación por parte de los docentes y por último la institucionalización de la intervención por parte de los directores de los centros y los consejos escolares.

Paso 6: Evaluar la efectividad del plan

Desarrollar una intervención no es el final del camino. También es importante evaluar si una intervención ha logrado sus objetivos (es decir, la evaluación de la eficacia) y si la intervención se implementó o no según lo previsto (es decir, evaluación del proceso). Las actividades para los pasos 5 y 6 deben comenzar lo antes posible en el proceso de planificación. La información de estas evaluaciones se puede utilizar para mejorar y refinar las intervenciones, yendo y viniendo entre estos pasos 5 y 6.

Perspectivas abiertas

La planificación de intervenciones de cambio de comportamiento siempre deben:

(1) Usar las teorías del comportamiento y la evidencia como fundamentos;

(2) Adoptar un enfoque ecológico para evaluar e intervenir en problemas (de salud) y;

(3) Asegurarse de que participen los agentes en las comunidades objetivo y todas aquellas partes interesadas relevantes.

Una persona con un problema de salud es parte de un sistema, al igual que es la posible solución para su problema de salud. Por lo tanto, una participación amplia en los diferentes niveles de un sistema puede aportar una mayor cantidad de habilidades, conocimientos y experiencias en un proyecto y puede mejorar la aplicación de la intervención en entornos reales así como mejorar la forma de evaluación de la intervención.

Procesos principales

El MI también sugiere una serie de “procesos principales” que son acciones clave para aplicar la teoría y la evidencia: plantear preguntas, intercambiar ideas, revisar hallazgos empíricos, acceder y usar la teoría, identificar y abordar la necesidad de nuevas investigaciones y finalmente formular una lista de respuestas.

Especialmente, el proceso para acceder y aplicar la teoría es el desafío para el que los psicólogos de la salud están especialmente capacitados. Al buscar evidencias en la literatura científica sobre el tema, la persona que planifica el programa encontrará ideas teóricas, así como conceptos que deben estar vinculados a las teorías. Por último, la personas que planifican estas intervenciones pueden usar también teorías con las que están familiarizados, como por ejemplo la teoría del comportamiento planificado   para establecer los determinantes del comportamiento o las teorías de autorregulación para cambiar el comportamiento.

Recomendaciones prácticas

  • Cada grupo de planificación para una intervención de cambio de comportamiento debe tener un experto en Ciencias del comportamiento como uno de sus miembros, por ejemplo, un psicólogo de la salud bien formado y preparado.
  • Al desarrollar intervenciones para cambios comportamentales, usa la teoría y la evidencia, adopta un enfoque sistémico y mejora la participación en la intervención.
  • La planificación de intervenciones de cambio de comportamiento es un proceso a realizar paso a paso, en el que cada paso se basa en otro anterior. El protocolo de MI puede ayudar a las personas a seguir estos pasos.
  • Los procesos centrales pueden ayudar al psicólogo de la salud a encontrar respuestas teóricas para las preguntas de la planificación.
  • Son particularmente relevantes para la planificación de intervenciones: identificar determinantes del comportamiento importantes y modificables, tener en cuenta los parámetros teóricos que hace que los métodos de cambio sean efectivos, y estar seguro de que la intervención se implementa como está planificada.

Traducido por Luis García-González y Alberto Aibar Solana.

Apoyo social y comportamiento saludable: Cómo pasar del apoyo bienintencionado al apoyo especializado.

Urte Scholz, Universidad de Zurich, y Gertraud (Turu) Stadler, Universidad de Aberdeen

 

El apoyo social parece algo exclusivamente positivo. ¿Qué puede tener de malo un poco de ayuda? ¿Acaso no es bueno tener a alguien que cocina comidas saludables cuando se intenta comer mejor, o sentirse reconfortado cuando te sientes deprimido porque tu intento de dejar de fumar no ha ido bien? Estos escenarios ya nos dan la sensación de que las buenas intenciones de apoyar a alguien pueden no ser suficientes. Una pareja que prepara comidas saludables para usted o su hermana, que le dan consejos dietéticos, también pueden hacerle sentir que saben mejor que tú lo que es bueno para ti. ¿Les pediste que te ayudaran? ¿No confían plenamente en ti para comer de forma sana por tu cuenta? Entonces, ¿el apoyo para cambiar el comportamiento de uno siempre es algo bueno o no? Este texto tiene como objetivo ayudar a los profesionales a aconsejar a sus clientes o usuarios sobre cómo buscar apoyo social útil. Comencemos por definir qué es y qué no es apoyo social.

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Very Brief Interventions

By Stephen Sutton, University of Cambridge, England

Large-scale problems require large-scale solutions. Tackling the ‘Big 4’ behaviours (physical inactivity, tobacco use, excessive consumption of food and alcohol) requires scalable interventions that can reach large numbers of people to achieve a significant public health impact. One promising approach is to use brief interventions delivered by practitioners in healthcare settings. For example, in the UK, the National Institute for Health and Care Excellence recommends that primary care practitioners deliver tailored, ‘brief’ physical activity advice to inactive adults, and follow this up at subsequent appointments.

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Using Health Psychology in your everyday practice

Karen Morgan, Perdana University Royal College of Surgeons in Ireland Medical School, Kuala Lumpur, Malaysia and Robbert Sanderman, University of Groningen and Health and Technology University of Twente, The Netherlands.

What is practical about health psychology?

Health psychology is a young, dynamic and rapidly growing discipline of psychology. Health psychologists focus on applying psychological theory and research to:

  • promoting and maintaining health and preventing illness,
  • understanding how people react to, cope with and recover from illness,
  • personalizing treatments and interventions,
  • improving health care systems and health policy.

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Harnessing your imagination: Using the power of mental imagery to change health behaviour

Martin S. Hagger, Curtin University, Australia and University of Jyväskylä, Finland and Dominic Conroy, Birkbeck University of London, UK

What is mental imagery?

People are usually quite good at imagining things. For example, people often act out future actions or scenarios in their mind, or daydream about fanciful possibilities. These imagined situations are often unstructured and unprompted. Psychologists have explored whether it is possible to harness this capacity for imagination as a way to improve people’s ability to achieve desired outcomes or goals.

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The Power of Planning

Peter M. Gollwitzer, New York University

Everyone has bad habits. You snack when distressed or you drink too much alcohol when relaxing with friends. You create unnecessary stress by letting the social media distract you from completing pressing work projects, or by getting into unnecessary arguments with colleagues, friends, and family. How can you change these bad habits?

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Fear is a bad counsellor

Fear is a bad counsellor

Dr Gjalt-Jorn Peters, Open University, Netherlands

Fear appeals are a commonly used strategy to change behaviour. For instance the threatening and graphic fear-arousing communications now ever-present on tobacco packaging, and in campaigns to promote seatbelt use and discourage substance use. Despite the popularity and widespread use of these fear-arousing methods, research suggests that they may not be the best way to change behaviour, or to raise awareness or educate people.

How is this possible? Shouldn’t people be scared of things that could harm their health?  Surely no one who knows the risks would smoke, drive without a seatbelt, or use methamphetamine, right? Not quite…

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E-health: hypes and hopes

Rik Crutzen, Maastricht University, The Netherlands

Nowadays, people use the Internet all the time and for a wide range of activities: from buying groceries to showing a funny cat-picture to a friend on the other side of the world. It is all possible. Also, the Internet is used more and more within the domain of health – often referred to as e-health. (more…)

Does money really change everything? Using financial incentives and disincentives to change health behaviours

Dr Jean Adams, Centre for Diet & Activity Research, University of Cambridge

Since October last year, by law, large retailers in England have been charging customers 5p (€0.06) for ‘single-use plastic carrier bags’ – those flimsy plastic bags you get from supermarkets to carry your groceries home. The money raised is donated by retailers to ‘good causes’. In the first six months of the scheme, plastic bag use by major supermarkets decreased by more than 90% (that’s 7bn fewer bags!) and more than £29m (€32m) was donated to good causes. It’s hard not to conclude that a small financial disincentive can have a big impact on our behaviour.

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