Por Wendy Lawrence, University of Southampton
Las principales causas de muerte y enfermedad en la sociedad actual están influidas por nuestras elecciones de estilo de vida, y cada vez se presta más atención a las formas de mejorar los comportamientos saludables. Los profesionales de primera línea, en particular los que trabajan en el ámbito de la salud, la asistencia social y la atención comunitaria, son un recurso clave para apoyar el cambio de comportamiento. Las citas rutinarias ofrecen oportunidades para iniciar conversaciones sobre el cambio de comportamiento cada semana, pero muchos profesionales sienten que carecen de los conocimientos y las habilidades necesarias para proporcionar apoyo al cambio de comportamiento. Esto puede reducir nuestra confianza para mantener conversaciones con clientes o pacientes sobre temas potencialmente delicados, como el tabaquismo, la pérdida de peso o el consumo de alcohol.
Healthy Conversation Skills (Técnicas de Conversación Saludable) es un programa de formación basado en la teoría cognitiva social y en técnicas de cambio de comportamiento, que promueve la autonomía y la atención centrada en el paciente. Ha sido desarrollado por un equipo multidisciplinar de la Universidad de Southampton en colaboración con organizaciones locales de atención sanitaria y social. Healthy Conversation Skills es un enfoque eficaz, basado en la evidencia, que utiliza habilidades prácticas y fáciles de aplicar para ayudar a las personas a identificar sus propios retos importantes de cambio de comportamiento y sus soluciones. Todos los profesionales de la salud pueden utilizar Healthy Conversation Skills, incluso en consultas breves.
Las personas no adoptan o cambian sus comportamientos de forma aislada. Están influidas por su mundo social, su entorno físico y por otros elementos que escapan a su control. Tenemos que entender estos factores para apoyar un cambio de comportamiento eficaz. Si nos centramos en conocer mejor la vida y las circunstancias de las personas, estaremos mejor situados para ofrecer el apoyo adecuado y promover eficazmente los cambios de comportamiento en materia de salud. Por ello, uno de los principios de las Técnicas de Conversación Saludable es empezar preguntando a las personas por sus prioridades, comprender su motivación y sus retos, y lo que consideran que es lo más importante en lo que hay que centrarse.
El programa también anima a los profesionales a reflexionar sobre el valor de hacer preguntas, escuchar y apoyar la fijación de objetivos, en lugar de decir a las personas lo que tienen que hacer, dar consejos o proporcionar información. Podemos hacer un uso más eficaz del tiempo del que disponemos para ayudar a las personas a mejorar su salud y bienestar mediante conversaciones de apoyo en las que nos tomamos el tiempo necesario para escuchar, conocer y explorar el mundo de las personas, y utilizamos esta comprensión compartida para planificar los primeros pasos hacia el cambio de comportamiento. A continuación se exponen algunos aspectos prácticos de las Técnicas de Conversación Saludable que puede poner en práctica hoy mismo.
Recomendaciones prácticas
- Plantee preguntas abiertas de descubrimiento. Estas preguntas suelen comenzar con “Qué” o “Cómo”, e invitan a la persona a reflexionar sobre sus propios problemas, barreras, soluciones y primeros pasos para el cambio. Por ejemplo, “¿Qué te gustaría cambiar? ¿Qué le impide hacer ese cambio? ¿Cómo podrías superarlo? ¿Cuál sería un buen primer paso para ti?”. Haciendo estas preguntas puedes averiguar mucho sobre alguien y ayudarle a identificar las habilidades y los recursos que necesita para hacer un cambio.
- Evite dar consejos o decirle a la gente lo que tiene que hacer. El hecho de dar consejos supone que las personas no saben ya lo que se les está diciendo sobre la importancia de los comportamientos relacionados con el estilo de vida saludable. Esto puede parecer paternalista y desempoderar a la persona si no se siente capaz de cambiar.
- Escuche y acepte el silencio. La gente necesita tiempo para pensar, así que una vez que hayas hecho una pregunta, no te apresures a llenar el silencio. En su lugar, dé a la persona espacio para formular su respuesta, y considere el silencio como una forma de pensar. El simple hecho de dar a alguien la oportunidad de decir lo que piensa puede ser enormemente beneficioso. Puede que sea la primera vez que se le escuche en un tiempo, lo que puede suponer un apoyo y un estímulo. Escuchar demuestra que valoras sus puntos de vista y aprenderás mucho sobre ellos, lo que puede ayudarte a ayudarles.
- Apoyar la fijación de objetivos SMARTER (Specific, Measurable, Actionable, Realistic, Timed, Evaluated and Reviewed) (específicos, medibles, realizables, realistas, programados, evaluados y revisados). A menudo, las personas se fijan objetivos con una planificación limitada de cómo los van a alcanzar. Decimos que “un objetivo sin un plan es sólo un deseo”. Si lo intentas y fracasas, es probable que te rindas. Si intentas conseguir algo más pequeño y lo consigues, es probable que sigas con ello. Después de que alguien haya identificado un cambio que le gustaría hacer, hágale estas preguntas más inteligentes:
– ¿Qué quieres hacer exactamente?
– ¿Con qué frecuencia o durante cuánto tiempo quieres hacerlo?
– ¿Qué necesita hacer para empezar?
– ¿Qué confianza tienes en que puedes conseguirlo, por ejemplo, en una escala del 1 al 10?
– ¿Cuándo quieres empezar?
– ¿Cómo sabrás que has tenido éxito?
– ¿Qué hará si no ha alcanzado su objetivo?
- Reflexiona sobre tus conversaciones y sobre el poder de las mismas. Dedicar unos minutos a analizar cómo interactuamos con la gente, qué funciona y qué no, es un valioso uso del tiempo. Ayuda a identificar lo que hacemos bien y lo que podríamos mejorar, y garantiza que estamos dando lo mejor de nosotros mismos cada día. Hágase estas preguntas:
– ¿En qué medida he ayudado a esa persona a encontrar una solución a su problema?
– ¿Qué podría haber hecho de forma diferente?
– ¿Qué haré la próxima vez?
[Traducido por Luis García-González y Alberto Aibar Solana]