Si la medicina es un juego de equipo, los pacientes también deberían jugar: una perspectiva psicológica sobre el compromiso del paciente

Por G. Graffigna, Università Cattolica del Sacro Cuore, Italy

Los profesionales de la salud a lo largo de todo el proceso de atención deben colaborar y coordinar sus esfuerzos para que los sistemas de salud funcionen de manera eficaz. En otras palabras, la medicina requiere trabajo en equipo para tener éxito. Si estamos de acuerdo con este principio, entonces, adoptando una metáfora deportiva, ¡el paciente también debe ser considerado un jugador del equipo!

El concepto de participación del paciente reconoce esto, y es un elemento importante para mejorar la efectividad y sostenibilidad de la atención médica.

¿Qué es el compromiso del paciente?

El compromiso del paciente es un concepto que considera a las personas como algo más que simples “destinatarios de la atención” y las coloca como actores cruciales en la planificación y prestación de servicios de atención médica. Es un proceso mediante el cual las personas se involucran activa y participativamente en la definición de aquellos temas relevantes a su cuidado. Esto incluye tomar decisiones sobre los factores que afectan sus vidas, diseñar e implementar políticas y estrategias, planificar, desarrollar y brindar servicios y tomar medidas para lograr cambios de comportamiento y en su estilo de vida. Las actitudes psicológicas, las motivaciones, los sentimientos y la disposición de los pacientes para participar en la atención médica son de vital importancia para este proceso.

En 2017, nuestro grupo propuso y validó científicamente un marco psicosocial para diagnosticar y promover el compromiso del paciente: el Modelo de Compromiso con la Salud del Paciente. Esta nueva teoría psicológica basada en la evidencia científica tiene como objetivo explicar cómo se desarrolla el compromiso del paciente desde la perspectiva de su perspectiva. El Modelo de Compromiso con la Salud del Paciente describe el compromiso del paciente como un proceso dinámico y en evolución, a través del cual las personas pueden recuperar sus habilidades para gestionar proyectos personales y orientar sus propios objetivos, incluso si viven con una enfermedad.

El modelo enfatiza la elección personal de los pacientes de cambiar su actitud hacia el sistema de salud, de receptor pasivo a socio y copiloto de la experiencia de atención médica. Este cambio en la identidad del rol personal es una función de una evolución dinámica de adaptación y resiliencia de los pacientes a su condición de salud. El compromiso total del paciente es el resultado de una serie de esfuerzos emocionales y motivacionales para replantear su estado de salud y el rol y la identidad del paciente. Esto es fundamental para mantener la adherencia de los pacientes al tratamiento y el autocuidado y para mantener con éxito el cambio en los comportamientos y estilos de vida.

El modelo de compromiso con la salud del paciente contiene cuatro fases, y los profesionales de la salud pueden apoyar el compromiso del paciente en cada fase.

  • Fase 1: Apagón. En esta fase, los pacientes experimentan sentimientos de vulnerabilidad psicológica relacionados con un evento crítico, generalmente un diagnóstico. Los profesionales de la salud deben brindar apoyo emocional para ayudar a los pacientes a adaptarse a su nueva condición de salud. El enfoque debe estar en ayudar a los pacientes a desarrollar un nuevo sentido de voluntad y control con respecto a su enfermedad. En otras palabras, los pacientes pueden recibir apoyo para ayudarles a sentir que sus acciones pueden conducir a una gestión de la salud eficaz.
  • Fase 2: Activación. En esta fase, los pacientes tienen una conciencia inicial de su estado de salud, pero aún tienen un conocimiento superficial sobre cómo manejarlo de manera efectiva. En esta fase, es común que los pacientes abandonen el proceso de atención. En esta posición, los profesionales de la salud son puntos de referencia cruciales para los pacientes. También deben ayudar a los pacientes a controlar sus enfermedades y hacerles frente, evitando así abandonos de los cuidados.
  • Fase 3: Adhesión. En esta fase, los pacientes han desarrollado una buena aceptación de su enfermedad y han superado las principales angustias psicológicas relacionadas con el inicio de la enfermedad. Los profesionales sanitarios pueden apoyar a los pacientes en esta fase ayudándoles a mantener comportamientos adaptativos de salud incluso en situaciones estresantes o atípicas.
  • Fase 4: Proyecto Eudaimónico (satisfacción con la vida). En esta fase final, los pacientes se han vuelto plenamente conscientes de su enfermedad y sus implicaciones. Han cambiado los hábitos de vida en función de las necesidades terapéuticas y se están convirtiendo en agentes activos para lograr una calidad de vida positiva y satisfactoria, a pesar de vivir con una enfermedad crónica. En esta etapa, los profesionales de la salud se consideran aliados confiables y los pacientes deben recibir apoyo para que se vean a sí mismos como miembros activos del equipo de atención.

La transición de un enfoque pasivo a comportamientos activos regulares y efectivos para gestionar la salud se basa en un proceso complejo de creación de significado y elaboración de la propia identidad. La percepción subjetiva, y a veces irracional, que los individuos tienen sobre sí mismos y la visión única a través de la cual los individuos evalúan su calidad de vida son, en nuestra opinión, fundamentales para hacer posible el proceso de compromiso. De este modo, los profesionales de la salud pueden incorporar estos conocimientos en sus propios modelos de participación en la salud de la vida real.

Se ha demostrado que el modelo propuesto de compromiso con la salud del paciente se ha mostrado predictor de los niveles de adherencia de los pacientes a las prescripciones médicas y el empoderamiento de los pacientes en la autogestión. Adoptar una visión psicosocial para definir y medir el compromiso del paciente favorece la mejora en gran medida nuestra comprensión de cómo las personas deciden cambiar su papel en trayecto de la atención médica, a favor de un mejor compromiso con su atención y su salud.

En resumen, el sentido de control emocional de las personas sobre su enfermedad y su atención juega un papel esencial en lo bien que pueden hacer frente a su enfermedad. Cuanto mejor se comprendan estas emociones y roles, mayor será la posibilidad de que los pacientes se involucren de manera efectiva en su atención médica. Los profesionales de la salud tienen un papel clave que desempeñar en cada una de las transiciones, desde el diagnóstico hasta convertirse en una persona plenamente informada y comprometida que participa activamente en su propia atención médica.

Recomendaciones practicas

  • Evaluar la participación del paciente: la Escala de participación de la salud del paciente puede ayudar a medir sistemáticamente la participación en entornos clínicos y en distintos momentos, con el fin de orientar estrategias e intervenciones personalizadas para promoverla.
  • Generar confianza: utilice una comunicación personalizada (es decir, comunicación médico-paciente, comunicación pública, comunicación de marketing social) que esté adaptada a los niveles de participación del paciente evaluados.
  • Cultura de atención médica abierta: los entornos médicos y la educación deben buscar implementar programas de capacitación para proporcionar a los profesionales de la salud el conocimiento y las habilidades de comunicación y relacionales necesarios para promover la participación del paciente.
  • Fomente el entusiasmo del paciente: ayude a los pacientes a ver el lado positivo. Fomentar una actitud optimista que busque los aspectos positivos puede ayudar a las personas a filtrar algunas de las noticias malas o desalentadoras que podrían afectar la motivación para participar.

 

[Traducido por Luis García-González y Alberto Aibar]