Conocimientos desde la ciencia del comportamiento para la pandemia de COVID-19

Por Shane Timmons, Instituto de Investigación Económica y Social, Irlanda

Los gobiernos de todo el mundo se han movilizado para tratar de controlar la propagación del nuevo coronavirus, pero el comportamiento de los individuos será vital para su éxito. Nosotros, la Unidad de Investigación del Comportamiento del Instituto de Investigación Económica y Social de Dublín, estamos trabajando con el Departamento de Salud de Irlanda para informar su respuesta a la pandemia de COVID-19. Como parte de este trabajo, hemos revisado más de 100 artículos científicos y hemos comenzado a probar las mejores formas de comunicación con el público, con lecciones relevantes para los profesionales de la psicología de la salud. En nuestra revisión, nos centramos en la literatura relevante sobre tres áreas que han formado la base de los mensajes de salud pública en múltiples países: la higiene de las manos, el tacto de la cara y el aislamiento. También abordamos literaturas más amplias sobre cómo motivar hacia un comportamiento útil y comunicarse eficazmente en una crisis. 

Higiene de las manos

La forma de mejorar la higiene de las manos en los centros de salud está bien investigada. Hay fuertes evidencias de que la educación y la concienciación no son suficientes, pudiendo ser simples cambios en el entorno muy efectivos. Llamar la atención sobre los desinfectantes de manos a base de alcohol, por ejemplo, colocándolos en vías comunes y utilizando letreros de colores brillantes, aumenta drásticamente su uso, mucho más que aumentar el número de dispensadores. Señalar que su uso es una norma esperada puede tener otros beneficios. Las preguntas directas pero educadas -por ejemplo, preguntar “¿ha utilizado el desinfectante de manos?” a medida que llegan los pacientes o los visitantes- son una forma sencilla de comunicar estas normas. Construir estos hábitos ahora y mantenerlos una vez que se relajen las restricciones más amplias es importante.  

Tocarse la cara

A diferencia de la investigación sobre la higiene de las manos, no encontramos pruebas de intervenciones para reducir el contacto con la cara. Es poco probable que la concienciación sea efectiva: hacer que la gente se sienta cohibida al tocarse la cara puede incluso aumentar la velocidad con la que lo hace. En ausencia de intervenciones establecidas, los profesionales pueden confiar en modelos más generales de cambio de comportamiento, como la Rueda de Cambio de Comportamiento, el Mapeo de Intervenciones o el Marco conceptual EAST. Nosotros y otros investigadores hemos recomendado probar formas de reemplazar el tacto de la cara con formas alternativas (por ejemplo, usando una manga o un tejido), en lugar de simplemente desalentarlo.

Aislamiento

El autoaislamiento por parte de personas con síntomas o que han estado en estrecho contacto con personas infectadas salvará vidas, pero puede tener efectos psicológicos negativos. El aislamiento social y la soledad tienen efectos en el bienestar comparables a los factores de riesgo bien conocidos, como el tabaco. Un examen sobre 24 estudios de personas que estuvieron en cuarentena durante anteriores brotes de enfermedades infecciosas puso de relieve los riesgos más allá del período de aislamiento, incluido el aumento de la incidencia de la depresión hasta tres años después del confinamiento. Los trabajadores de la salud pueden correr un riesgo especial, ya que los efectos psicológicos negativos del aislamiento pueden agravarse por la preocupación de no apoyar a los compañeros de trabajo o a sus pacientes durante el brote. Las autoridades deben prestar servicios adicionales de salud mental a los que se pueda acceder a distancia, en particular para los grupos vulnerables. Ayudar a las personas a planificar el autoaislamiento podría ayudar. Las Organizaciones Mundiales de la Salud y muchos servicios nacionales de salud, como el NHS del Reino Unido, tienen recomendaciones para ayudar a hacer frente a la situación, que incluyen mantenerse en contacto con otras personas por teléfono o en línea, hacer ejercicio si se siente lo suficientemente bien y mantener una rutina. 

Motivar el comportamiento útil

Las consecuencias de contraer COVID-19 no son iguales para todos los individuos. Las personas mayores y las personas con afecciones subyacentes se enfrentan a riesgos mucho mayores que las personas más jóvenes y saludables. Sin embargo, el bienestar de los que corren más riesgos depende no sólo de su propio comportamiento sino también del comportamiento de los demás. Hay pruebas fehacientes de estrategias que promueven la cooperación cuando las acciones que benefician al individuo no necesariamente benefician al grupo más amplio. La comunicación efectiva es vital. La promoción de la identidad de grupo utilizando un lenguaje como “estamos juntos en esto” hará que sea más probable la acción pública, así como la desaprobación cortés de los comportamientos inútiles (por ejemplo, las compras por pánico). Los experimentos muestran que destacar los sacrificios de los demás fomenta la ayuda. Y un conjunto de evidencias en rápido crecimiento que ponen a prueba directamente las comunicaciones de COVID-19 muestra que destacar los riesgos para los demás y los llamamientos prosociales para evitar “propagar” el virus probablemente sea más eficaz que limitarse a dar consejos o mensajes sobre cómo evitar “contagiarse” del virus. 

Comunicación de la información sobre la crisis

La psicología de comunicación de riesgos pone de relieve principios adicionales que probablemente serán útiles para los profesionales que se comunican con pacientes y clientes acerca de la pandemia de COVID-19. La rapidez, la honestidad y la credibilidad son importantes. En términos más generales, los profesionales pueden reconocer su propia incertidumbre y empatía por las dificultades a las que se enfrentarán las personas durante la crisis, al tiempo que destacan la utilidad de las acciones individuales para equilibrar la ansiedad que las personas mantendrán con respeto al optimismo de la enfermedad. 

La lucha contra la propagación de COVID-19 requiere la contribución de múltiples ciencias. La teoría y los métodos de la ciencia del comportamiento pueden desempeñar su papel. Será importante realizar pruebas rápidas de las recomendaciones de la ciencia del comportamiento a través de experimentos de alta calidad para maximizar su beneficio. 

Recomendaciones practicas

  • Mejorar la higiene de las manos combinando campañas de concienciación con desinfectantes que destaquen y señales amables de que su uso es una norma esperada.
  • Es poco probable que desalentar el tocarse la cara sea suficiente: alterar el entorno físico y social para cambiar el comportamiento, por ejemplo, creando nuevas normas para comportamientos de sustitución como el tocarse la cara con una manga o tener pañuelos de papel fácilmente disponibles. 
  • Es probable que ayudar a las personas a participar en las redes sociales a distancia y a mantener una rutina ayude a abordar los efectos psicológicos negativos del aislamiento, pero se necesitan apoyos adicionales de salud mental.
  • Destacar la naturaleza colectiva del problema al que nos enfrentamos y subraye los riesgos para los más vulnerables a fin de promover un comportamiento útil, pero no deje que el comportamiento inútil quede sin control.
  • Equilibrar la ansiedad que las personas experimentarán con respecto optimismo sobre la eficacia de las acciones individuales para hacer frente a la propagación de COVID-19. 

[Traducido por Luis García-González y Alberto Aibar]