Charlas con el paciente: Lo que el medico dice claramente y el paciente claramente no entiende.

Por Anne Marie Plass, University Medical Center of Göttingen, Germany

Hace algún tiempo, un dermatólogo que trabaja como especialista en psoriasis (un trastorno crónico de la piel) en un hospital universitario, se quejó de muchos pacientes que no se adhieren a la terapia, aunque se haya establecido un objetivo mutuo y se haya tomado una decisión compartida.

Shared decision-making has been defined as “an approach where clinicians and patients share the best available evidence when faced with the task of making decisions,” usually when two or more treatment options are available, or more than one person is involved. Both patients and physicians contribute to the medical decision-making process, and patients are supported to consider options to achieving informed preferences and desired outcomes. Sharing decisions is becoming increasingly prominent in health care policy, with many professional healthcare providers trying their best to act as patient-centered as possible. Especially since this way of communicating with the patient can improve therapy adherence and trust.

La toma de decisiones compartida se ha definido como “un enfoque en el que los médicos y los pacientes comparten la mejor evidencia disponible cuando se enfrentan a la tarea de tomar decisiones“, generalmente cuando hay disponibles dos o más opciones de tratamiento, o más de una persona involucrada. Tanto los pacientes como los médicos contribuyen al proceso de toma de decisiones médicas, y los pacientes reciben apoyo para considerar opciones para lograr preferencias informadas y resultados deseados. Compartir decisiones se está volviendo cada vez más prominente en la política de atención médica, con muchos profesionales de la salud que hacen todo lo posible por actuar lo más centrado posible en el paciente. Sobre todo porque esta forma de comunicarse con el paciente puede mejorar la adherencia y la confianza en la terapia.

En su esencia, la toma de decisiones compartida se basa en el entendimiento y el respeto mutuos. El médico y el paciente son socios iguales en este proceso, ambos contribuyen a la decisión al aportar su propia pericia y experiencia a la conversación. Como tal, el médico o agente de salud contribuye con conocimiento y experiencia médica, y el paciente agrega conocimiento y experiencia sobre su vida personal. Esto, sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Si bien muchos profesionales de la salud afirman que “ya lo están haciendo”, los datos de las encuestas de experiencia del paciente indican que este no suele ser el caso.

El dermatólogo con el que hablé trató de no decidir en nombre de sus pacientes, sino decidir junto con sus pacientes sobre qué terapia les convendría mejor. Por lo tanto, no entendía en absoluto por qué sus pacientes todavía no estaban motivados a tomar las pastillas según lo prescrito, incluso después de haber basado la terapia en las preferencias personales del paciente. Al describir la forma en que implementó el proceso compartido de toma de decisiones en la práctica clínica diaria, dijo que tan pronto como entró la paciente, le informó que durante esta consulta debían decidir acerca de la terapia y, por lo tanto, iban a discutir las diferentes opciones terapéuticas juntas.

A veces, los pacientes pueden necesitar tiempo para estudiar nueva información y considerar sus preferencias personales antes de comprometerse con nuevas decisiones. Esto es particularmente cierto cuando se desconoce el futuro de su condición y es posible que tengan que pensar en posibles resultados que nunca han experimentado. Cuando se les ofrece un papel en la toma de decisiones, algunos pacientes pueden sentirse sorprendidos o desconcertados por la oferta de opciones, e inseguros acerca de lo que podría ser mejor. Informar a los pacientes sobre las diversas opciones de tratamiento, y que se espera que participen en la toma de decisiones compartidas de antemano, podría mejorar la efectividad de la toma de decisiones compartida.

Para ayudar a sus pacientes a decidir sobre la terapia que se adapte mejor a sus preferencias personales, este dermatólogo sugiere porcentajes, por ejemplo, 10% o 20% de mejora, como posibles objetivos. Después de que un paciente elige el porcentaje que más les convenía, el dermatólogo explica qué terapia y medicamento serían necesarios para lograr este objetivo, por lo que se involucra activamente al paciente en el proceso de toma de decisiones. A pesar de todo esto, sus pacientes aún no se adhirieren a la terapia, a pesar de que ellos mismos eligieron esta opción para adaptarse mejor a su situación personal. Le pregunté si creía que sus pacientes entendían el significado de 20%, 30%, etc. y si se expresarían de la misma manera al señalar el alivio deseado de los síntomas a los demás.

Parte de la dificultad radica en la tendencia inherente de los profesionales (de la salud) a utilizar un lenguaje que es principalmente transparente para los compañeros profesionales. El lenguaje médico puede ser complicado, y la evidencia indica que casi la mitad de los pacientes tienen dificultades para entenderlo. La jerga y los términos abstractos tienden a evocar una amplia gama de interpretaciones que pueden diferir notablemente de las que la persona que informa tenía en mente. Además, una gran cantidad de evidencia demuestra que los ítems de evaluación también pueden estar sujetos a una mala interpretación del significado, o no medir lo que se pretendía. Las personas pueden indicar en un cuestionario que no son capaces de caminar 500 metros, pero cuando se indaga en una conversación más personal, pueden revelar que a menudo caminan más de una hora en un centro comercial.

Le respondí al especialista que, si fuera el paciente, querría poder darle la mano como objetivo final de la terapia, o usar una camiseta de manga corta, algo así. Ella me miró y comenzó a reírse diciendo que eso era correcto, pero ella nunca lo habría pensado. Además, no se había dado cuenta de que informar al paciente de antemano sobre el proceso de toma de decisiones podría ser más efectivo.

Por lo tanto, es de vital importancia que los profesionales de la salud sean conscientes de los pacientes que están tratando y de la comprensión que tienen estos pacientes. Esto no se limita a aquellos con alfabetización (salud) limitada, pero todos los pacientes se beneficiarían de información clara y concisa y de eliminar la jerga. Además, es de suma importancia para los médicos comunicarse en el lenguaje al que están acostumbrados los pacientes, expresándose en las palabras que usarían los pacientes.

Implicaciones para la práctica:

➢ Una mayor participación del paciente en los procesos de toma de decisiones puede mejorar la adherencia a los regímenes terapéuticos y los resultados del tratamiento.

➢ Tratar siempre de expresarse con las palabras que usarían los pacientes (es decir, evite la jerga médica)

➢ Tenga en cuenta que, aunque lo que está diciendo puede ser perfectamente claro para usted, pueden producirse malentendidos de significado importante. Por lo tanto, compruebe siempre que pueda la comprensión del paciente.

➢ Ofrezca a los pacientes tiempo e información útil y fácil de entender; Asegúrese de estar bien preparado para las consultas importantes.

➢ Informe a los pacientes de antemano qué se espera de ellos cuando toman decisiones compartidas.

Traducido por Luis García-González y Alberto Aibar.